En las viejas tradiciones he bebido de la fuente que me ha estimulado ir a buscar la memoria de la cultura y tratar de rescatar o relacionar en mi trabajo, los antiguos y sabios caminos de hacer el teatro y la danza. Por esta razón cuando me pregunto que es lo que me interesa enseñar o mostrar, la respuesta es siempre la fuente de inspiración que me otorgó el encuentro con la cultura oriental en mis viajes por la India y Japón.
El concepto de la danza en estas culturas y las tradiciones ligadas a ellas, necesitan de una vinculación íntima entre el iniciado (ya sea el bailarín o el actor) y el medio, es por ello que la integración y el aprendizaje son sólamente completos y eficaces, cuando nos despojamos de toda forma de comercialismo y estereotipos.
Es indispensable para nuestro trabajo la idea de encontrarnos espiritualmente y poder emprender juntos un viaje que nos permita descubrir en la danza, nuevas e inusitadas experiencias, secretos no revelados ni aún a los más experimentados maestros y vivir la metamorfosis desde lo más profundo de nuestros sentimientos, es decir, participar concientemente en el intercambio entre la mente y el cuerpo en una alquimia única, que sólo es posible cuando nos liberamos corporalmente de los lastres de la cotidianidad.
“Todo lo que debo conocer no es mas que un susurro eterno que roza las ramas del árbol que conformo, solo debo aprender a escucharlo...
el viento...
Guillermo Horta
Sábado, Septiembre 29, 2012 - 21:30
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