El 3 de marzo de 1976 en Vitoria, en el transcurso de una asamblea de trabajadores, la actuación de la Policía causó cinco muertos y más de cien heridos de bala. Esa misma noche, llevado por la rabia, Llach compuso la que sería una de las canciones más emblemáticas de la Transición: Campanades a morts. Ahora, treinta años después, Lluís Llach vuelve a Vitoria para interpretarla en un concierto multitudinario en recuerdo a las víctimas del 3 de marzo. Un viaje en el espacio y en el tiempo conducido por la música y las palabras del propio Llach, en el que se mezclan recuerdos autobiográficos con imágenes y testimonios de los protagonistas de esos hechos. Esta es la historia de una canción, el retrato de la persona que la escribió y la crónica de los hechos que la inspiraron. Un grito y una exigencia de revuelta permanente contra el olvido