PRESENTACIÓN DEL POEMARIO MECEDORA de BLANCA PÉREZ-BOCANEGRA por Jose Antonio Ramos Arteaga y con la presencia de la autora.
Desde el suave balanceo de una mecedora emergen un cúmulo de vivencias atesoradas que, a fuerza de experimentarse intensamente, pugnan por aflorar en estos versos donde la confidencia y el desafío de vivir, sus inevitables complejidades y contradicciones, quedan íntimamente expresados.
Se funden imágenes colmadas de sentimiento, rememoraciones plenas de apasionada y oscura interioridad, y un denso poso que todo ello imprime inevitablemente a la experiencia vital presente. La autora ahonda en lo universal humano, la intensidad humana en sus alegrías y sufrimientos, sus aspiraciones, etc., a través de la experiencia propia. Su lectura, plagada de figuras literarias, constituye un canto a las inquietudes más íntimas, a ese desgarramiento que nos hace tomar conciencia de nosotros mismos, y que es capaz de conmover y activar el espíritu de los amantes de la lírica.
Como filóloga, y antes de serlo, Blanca experimentaba un especial gusto por la palabra. Desde la infancia saboreaba, masticaba y rumiaba con deleite términos desconocidos, caídos en sus oídos, repitiéndolos en letanía para atisbar en su musicalidad las emociones que le transmitían, con el extrañamiento propio del desacuerdo entre su eco fónico y el eco semántico que levantaba en ella conmociones variopintas. Ese eco connotativo la indujo inevitablemente a la caza de los nombres «idóneos» para la emoción.
Su formación es entendida como una fuente múltiple de experiencias, sintiendo narrativa como imaginación, el teatro como acción y la lírica como pasión, y así lo vive, inmersa en representaciones teatrales con la compañía Hiparquía y escarbando en sus vivencias más profundas mediante intentos poéticos de atar sentimientos a palabras.